

En esta obra sencilla y delicada, el autor entrelaza terapia y espiritualidad, poesía y meditación, para mostrarnos que podemos hallar nuestro camino hacia la paz y la realización interior en medio de nuestras acciones más ordinarias.
El símbolo de la silla vacía implica que la enseñanza es perenne. Siempre está allí. En cada tiempo y lugar alguien tomará el sitio y dará voz a la verdad tan clara y honestamente como pueda.- De la introducción.
" La disposición generosa y alentadora de esta obra es como un suave masaje para el espíritu. Menos lucha, más facilidad y, a medida que nuestros esfuerzos y nuestras preocupaciones desaparecen, volvemos allí donde siempre hemos estado"
- James Low
Aunque es imposible describir lo numinoso, podemos evocar su sabor para que rezume en nuestra experiencia. Las palabras de Michael Boxhall realizan este trabajo sutil de poner a nuestra disposición lo elusivo.
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