

El primer derecho del ser humano que reencarna en esta tierra es de contar con progenitores maduros, positivos, sanos, y santos. Para llegar a una madurez interior, el hombre sólo tiene que buscar la sabiduría que le proporciona el vivir acorde a las leyes naturales.
Para ser positivos tiene que ejercitarse en las contingencias diarias buscando siempre el lado de todo acontecimiento. Para ser sano debe alimentarse únicamente de productos procedentes del laboratorio de la naturaleza. En cuanto a la santidad, ésta se alcanza practicando los tres primeros puntos con el agregado de una inocencia y una inofensividad nacidas naturalmente del único propósito de cumplir a cabalidad con el deber que les propio.
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